Dicen que Peppa Pig no siempre fue la alegre cerdita de la televisión infantil. La historia que circula en internet asegura que existe un episodio perdido, nunca emitido, que revela un origen oscuro y trágico de Peppa.
Antes de ser famosa, Peppa vivía en una granja solitaria. Su familia adoptiva la cuidaba, pero la cerdita era curiosa y traviesa. Una noche, mientras exploraba un granero viejo, encontró un sótano sellado. Al bajar, vio un charco negro, brillante, que parecía moverse como si tuviera vida propia.
El líquido la envolvió y la absorbió por completo. Su cuerpo desapareció, pero su espíritu quedó atrapado entre mundos: la dimensión de la alegría infantil y un lugar oscuro donde reina el miedo. Desde entonces, Peppa Pig reaparece en episodios perdidos, con los ojos vacíos y una sonrisa torcida, observando a los niños que miran la pantalla.
Quienes han intentado ver estos episodios cuentan que la televisión se distorsiona, la música se vuelve grave y metálica, y escuchan susurros:
—Ven a jugar conmigo… para siempre.
Algunos aseguran que si miras demasiado tiempo, Peppa puede aparecer en tu habitación, observándote desde la esquina, repitiendo su risa aterradora. La inocente cerdita de los dibujos animados se transformó así en un espíritu vengativo, atrapado entre la infancia y el terror.
¿Por qué tu hijo no debería ver Peppa Pig?
Existen en internet episodios perdidos y creepypastas donde Peppa Pig aparece distorsionada, con ojos vacíos y risas metálicas. Se dice que estos videos están “malditos” y que los niños que los ven sienten miedo extremo, pesadillas recurrentes o la sensación de que la figura de Peppa los observa incluso después de apagar la pantalla.
Por eso, dejar que un niño vea cualquier video de Peppa Pig sin supervisión puede exponerlo a contenido terrorífico accidental, que puede afectar su sueño y su tranquilidad.
