Amigas para siempre (creepypasta)

Sara y Alicia hicieron un pacto de sangre a los quince años: la que muriera primero debía regresar para avisarle a la otra. Era un juego de niñas, una promesa hecha entre risas, con una vela encendida y un par de cortes en los dedos.

Los años pasaron, y la vida separó a las amigas. Alicia se convirtió en una abogada exitosa, se casó y formó una familia. De Sara no volvió a saber nada. Solo la cicatriz en su dedo le recordaba aquel pacto extraño de la adolescencia.

Una noche, Alicia soñó que un camión se estrellaba contra ella en plena carretera. Despertó aterrada, justo cuando alguien tocó el timbre. Eran las tres de la mañana. Al abrir la puerta, vio a una mujer pálida, con los ojos hundidos y una herida sangrante en la cabeza.

—¿Sara? —balbuceó Alicia, reconociendo de inmediato a su amiga.

—Vine a cumplir mi promesa… acabo de morir —respondió Sara con voz hueca—. Te esperaré.

El dedo de Alicia comenzó a sangrar otra vez, justo en la cicatriz del pacto.

Al día siguiente, en las noticias apareció el reporte: Sara había muerto en un accidente automovilístico esa misma madrugada. Desde entonces, las pesadillas no dejaron en paz a Alicia. Cada noche escuchaba a su amiga tocar la puerta y susurrar: “Te voy a estar esperando”.

Su esposo la internó en un hospital mental, convencido de que eran delirios. Pero las visiones se intensificaron. Una madrugada, los gritos de Alicia retumbaron en la clínica. El celador corrió a su habitación y encontró la ventana rota. Alicia yacía destrozada en el pavimento.

Junto a su cuerpo, escrito con sangre, se leía un mensaje que nadie pudo explicar:

AMIGAS PARA SIEMPRE.

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